Solidaridad Obrera, 8 de març de 1935, pàgines 1 i 2.
"ANTEAYER, EN LA AUDIENCIA
Cinco compañeros comparecieron ante el Tribunal de Urgencia acusados por tenencia de materias explosivas :: La petición fiscal era de seis años y un día :: La defensa solicitó la absolución de uno de los procesados y dos meses y un día para el resto :: La Sala absolvió a aquel procesado e impuso la pena de cuatro meses y un día para los restantes
Como adelantamos en nuestra edición anterior, el miércoles por la tarde fueron juzgados por Tribunal de Urgencia los compañeros Francisco Meroño, Marcelino Sabat, de Tarrasa; Antonio Artigas, de Rubí; Ramón Forcat y Juan Camps, de Navarcles, por supuesto delito de tenencia ilícita de materias explosivas.
Juan Rusell, Martín Rodó y Antonio Moreno, encausados en el mismo sumario, no se sentaron en el banquillo por hallarse en rebeldía.
La defensa estuvo a cargo de los abogados de este Colegio, Eduardo Barriobero y Angle Samblancat.
No obstante haber sido aplazada de la mañana en que tenía que celebrarse a la tarde en que tuvo lugar la vista, numeroso público, en su mayoría mujeres, desplazados bastantes de la vecina localidad de Tarrasa, irrumpieron en la tribuna a la voz de audiencia pública dada por el presidente de la Sala.
LECTURA DEL APUNTAMIENTO E INTERROGATORIO DE LOS PROCESADOS
Hecho el silencia en la sala se procedió a la lectura del apuntamiento. Terminado éste, en el que se explica la detención del procesado Meroño, a quien se dice se le ocuparon 140 kilos de dinamita, siendo hallados cartuchos, mecha y fulminantes en el domicilio de otros procesados, se pasa a interrogar a éstos por el ministerio fiscal.
FRANCISCO MEROÑO
Respondiendo a las preguntas de la acusación, dice conocer a sus compañeros de banquillo, aunque jamás han hablado de cuestiones sociales. Afirma estar afiliado a la C.N.T.
―¿De dónde sacó el procesado la dinamita ocupada?
―Me la proporcionó Francisco [Ramon] Forcat.
―¿Con qué fin?
―Con el fin de venderla a mi vez a los canteros y poceros.
―¿No sabía usted que estaba penado por las leyes la tenencia de material de explosivos?
―Lo ignoraba.
―¿De dónde la sacó Forcat?
―Tampoco lo sé.
―¿No dice que lo conocía?
―Tres días antes de proponerme el asunto.
―¿Qué asunto?
―El de la venta de la dinamita.
―Según esto, ¿practicaban ustedes el contrabando?
―Se me propuso ganar unas pesetas mediante ello y acepté.
―¿No es más cierto que se proponían ustedes crear un depósito con vistas a un probable movimiento revolucionario?
―No, señor.
―¿Y dónde se hallaba la dinamita?
―En Navarcles.
―¿Y fué usted allí para hacerse cargo?
―Sí, señor.
―¿Con quién?
―Solo.
―¿Conoce a Marcelino Sabat?
―Sí, señor.
―¿No iba Sabat con usted el día de autos?
―A Sabat le alquilé el coche para trasladarme a Navarcles. Otras veces había hecho lo mismo para ir a los mítines y conferencias.
―¿Es usted propagandista de la Confederación Nacional del Trabajo?
―Gusto de ir a los mítines y conferencias como espectador.
―¿Conducía Sabat el coche que le llevó a Navarcles?
―Sí, era de su propiedad.
―¿A qué hora salieron de Tarrasa?
―A las diez de la noche.
―Y en Navarcles ¿dónde se dirigieron?
―Mandé parar en la carretera y Forcat cargó los paquetes.
―¿De dónde procedía el dinero que se le ocupó al ser detenido?
―De mi trabajo, como encargado de una fábrica.
―¿No le hizo el chofer, durante el viaje, ninguna pregunta?
―No, señor.
―¿Qué cantidad le hizo pagar por el viaje?
―Cuarenta pesetas.
―Nada más.
Defensa (Samblancat): ―Dígame, ¿es cierto que Sabat habíale transportado en su coche a varios actos de la C.N.T.?
―Sí, señor.
―¿Se hace esto también cuando se trata de partidos políticos y en todas las partes del mundo?
―Creo que sí.
―¿Ha alquilado usted alguna vez otros coches?
―Sí, señor.
―Y al hacerlo ¿le ha preguntado el chofer alguna vez por lo que se proponía hacer o sea los motivos por los cuales alquilaba usted el coche?
―No, señor.
―Al subir a un coche de alquiler, ¿le ha cacheado alguna vez el conductor?
―No, señor.
―Nada más.
La otra defensa (Barriobero): ―¿Sabe usted si en las zonas mineras circula la dinamita?
―Creo que sí.
―¿Se acumula ésta y suele venderse a poceros y canteros?
―Sí.
―Desde que fueron ustedes detenidos hasta el 6 de octubre, ¿hubo algún movimiento revolucionario en Cataluña patrocinado por la Confederación Nacional del Trabajo?
―Creo que no.
―¿Era simpático a la C.N.T. el último movimiento de la "Esquerra" o "Estat Catalá"?
―¡......!
―Nada más.
RAMÓN FORCAT
Fiscal: ―¿Es usted minero?
Acusado: ―Sí, señor.
―¿Ha sido procesado alguna vez?
―No, señor.
―¿Conocía usted a Meroño y le facilitó unos paquetes de dinamita?
―Sí, señor.
―¿Dónde se los entregaron a usted?
―Cerca de Manresa.
―¿En qué concepto?
―En concepto de contrabando y para que me ganara unas pesetas.
―¿No sabe usted de la rigurosa regulación establecida sobre esta clase de materias?
―Lo ignoraba.
―¿Por qué, entonces, se desprendió usted de ella tan pronto?
―Por no verme capaz de venderla.
―¿La dió usted a guardar a Camps?
―Sí, señor.
―¿Dónde la puso éste?
―Lo ignoro.
Samblancat: ―¿Habló usted con Sabat?
―No, señor.
Barriobero: ―¿Cuántos días tuvo usted en su poder la dinamita?
―Dos o tres semanas.
―¿Es cierto que en la zona minera se practica el comercio de la dinamita?
―Sí, señor.
JUAN CAMPS
Fiscal: ―¿Es cierto que el Forcat le entregó a usted unos paquetes de dinamita?
Acusado: ―Me entregó unos paquetes.
―¿De dinamita?
―No sé.
―¿Cómo no le dijo a usted lo que contenían dichos paquetes?
―Lo ignoro.
―¿Dónde los puso usted?
―Donde me dijo el interesado. Escondidos en el cañaveral de un huerto de mi propiedad.
Samblancat: ―¿Conocía usted al chofer Sabat?
―No, señor.
―¿Estuvo usted en la carretera donde se supone fué cargada la dinamita y vió usted a Sabat que ayudara a cargar los sacos?
―Estuve en la carretera, paseando como muchos del pueblo. Vi el auto y los sacos per no vi que el chofer cargara nada.
Barriobero: ―¿Cuándo supo usted que lo de los sacos era dinamita?
―Cuando, al ser detenido, me lo dijo la policía.
―¿Sabe usted si los mineros contrabandean con la dinamita?
―Comoquiera que trabajo por mi cuenta en el pueblo, no se nada de todo esto.
MARCELINO SABAT
No ha estado nunca procesado, aunque sí detenido. En 1920 perteneció a la C.N.T. Conoce a Meroño de haberle servido varias veces con el coche.
Fiscal: ―Explique lo sucedido la noche del 12 de junio último.
―Meroño me alquiló el taxi en la parada de Tarrasa, preguntándome si estaba dispuesto a ir a Manresa. Contesté afirmativamente, siempre que fuera para volver aquella misma noche. Tasamos el precio y partimos.
―¿Son exactamente cuarenta pesetas las que se acostumbran a pagar por este viaje?
―Sí. Pero al emprender la marcha Meroño me dijo que al sitio que verdaderamente había que dirigirme era a Navarclés. Al llegar a este pueblo paramos e hice maniobras para emprender el regreso. Meroño se apeó. No paré atención en quiénes cargaban los paquetes, pues rápidamente emprendimos el camino de regreso y al llegar a casa del que me había alquilado el coche, bajó éste, retiró las paquetes, pagó lo convenido... y nada más.
Samblancat: ―¿Se acostumbra en el oficio a registrar los bultos que llevan consigo los clientes?
―No, señor.
―¿Le visitaron en la cárcel los facultativos apreciándole equimosis en la región lumbar izquierda y diversas contusiones ocasionadas por malos tratos de la policía?
―Sí, señor.
―¿Le dijo la policía catalana que si declaraba en el sentido de que un conocido tradicionalista de Tarrasa apellidado Tapiolas, había sido quien le había dado las cuarenta pesetas para transportar la dinamita, acusando incluso a un secretario suyo, le pondrían en libertad?
―Sí, señor.
―Nada más.
ANTONIO ARTIGAS
En su casa se hizo un registro no pudiendo afirmar que se encontrara dinamita y detonadores cual dice el atestado por cuanto el registro no se llevó a cabo en su presencia. Fué objeto de malos tratos por la policía para que declarara y le amenazaron de muerte para que firmara la declaración.
―¿Qué agentes le pegaron a usted?
―Los agentes Grau y Elías. Los nombres de los guardias me es imposible mencionarlos por ignorarlo.
El fiscal ruega al presidente que consten en actas las acusaciones del procesado.
TESTIGOS DEL FISCAL
Declara el agente de vigilancia Angel González. Conoce a Meroño, pero niega que se trate de un elemento peligroso. Practicó el registro en su domicilio donde se hallaron los paquetes a que hace referencia el sumario, pero ignora que contuvieran dinamita.
A preguntas de la defensa, manifiesta no creer que la dinamita ocupada fuese destinada a la fabricación de explosivos, sino más bien para comerciar. Igualmente cree que si Sabat hizo el viaje a Navarclés fué para ganarse la vida en el ejercicio de su profesión.
Prestan también declaración los guardias de Asalto Marcelino Espena y Alonso López, que no aportan datos de interés.
INFORME DEL FISCAL
Dice que en el caso de auto es preciso apreciar la condición de los procesados. Basta tener en cuenta sus antecedentes policíacos de elementos extremos de la C.N.T.; no perder de vista el cálido medio en que mueven sus actividades. Dice que en los sucesos de Asturias obró en forma decisiva la dinamita y son los de la C.N.T. quienes se ha llevado la palma en esta clase de delitos. Fustiga la supuesta candidez del agente de vigilancia que aparece como testigo, manifestando que no tiene por qué seguir su juicio. Hay que deducir que se trata de extremistas peligrosos. Y que la dinamita que diariamente se emplea para la comisión de actos de sabotaje tiene por origen depósitos clandestinos como el que se refiere en la causa. En cuanto a los malos tratos alegados, quedan totalmente descartados con solo observar la forma de ser del agente declarante, ejemplo viviente de San Francisco de Asís.
Concluye diciendo que cuando las pruebas son inaprehensibles hay que fijar la atención en los antecedentes.
INFORMA DE SAMBALNCAT
Empieza diciendo que existe un proceso extemporáneo y anacrónico: el de las novelerías folletinescas tejidas ayer alrededor del supuesto terrorismo anarquista y que creó la flora del detectivismo policíaco. No tiene nada de extraño, pues que en esta literatura hayamos abrevado un poco todos: abogados, magistrados, policías. Y si eso es así, ¿qué no sucedería con los noveles agentes de la Generalidad, en su afán por lucirse en el oficio? Era manía persecutoria en la Generalidad el temor que la C.N.T. se le adelantara en el proyectado movimiento de octubre. De ahí esa frondosidad de depósitos y jocosas proyectos revolucionarios descubiertos por su policía. Su defendido, jubilado como extremista, recibe las caricias de la policía catalana en forma de equimosis lumbar y contusiones en el rostro. A pesar de esto no se le puede arrancar una falsa confesión. Esto es la base de su inocencia. Ningún compañero de proceso le acusa. La prueba ha sido concluyente a su favor. La absolución, por lo tanto, debe ser igualmente un hecho. Para él y para sus compañeros de banquillo.
INFORME DE BARRIOBERO
Empieza este letrado manifestando que se puede ser extremista y peligroso mentalmente, sin que la ley deba castigar. La ley solo castiga los hechos. Lo contrario sería convertir la toga en escoba. El juez no puede ser policía. Esto sería tanto como hacer lo que el cirujano de la anécdota que en ocasión de acompañar al príncipe de Gales por su clínica, cortaba piernas a los enfermos exprofeso para mostrar al príncipe, en forma realista, cómo funcionaba el establecimiento. Negar que los procesados fueron objeto de malos tratos, como ha hecho el fiscal, sería acusar a los médicos que hicieran el reconocimiento a la par que al juez que dispuso la indagatoria.
La cuestión del contrabando es una costumbre ancestral en España. Los íberos y los celtas vivieron del contrabando, y nosotros descendemos de ellos. En los medios mineros en que hay dinamita, se trafica con ella como con el tabaco dondequiera que lo haya. En Riotinto no ha habido atentados con dinamita y en cambio se trafica con ella. Es más, no se le concede importancia. Se han registrado catástrofes por la negligencia que engendra esta misma despreocupación.
Como consecuencia de las últimas revoluciones, es posible que hayan quedado residuos de las materias empleadas. Después de proclamarse la República se descubrieron depósitos de bombas procedentes de los republicanos. Se como quedó probado, en nuestro caso no hubo revolución en perspectiva, no puede tampoco haber relación de causa efecto. No hay que confundir el anarquismo con el terrorismo. En el discurso de Salmerón en defensa de la Internacional, se vertían conceptos de anarquismo. Víctor Hugo y Anatole France plasmaron en sus obras cómo mediante palizas, miserias e injusticias llega a hacerse brotar, cada vez más, el germen del anarquismo.
Termina pidiendo la justa pena de dos meses y un día para sus patrocinados.
El Tribunal se retira a deliberar y a la media hora exacta, se lee la sentencia que es de seis meses de arresto mayor con abono de la prisión sufrida, para cuatro de los procesados que asisten a la causa, y la libre absolución para el chofer Marcelino Sabat.
Se levanta el acto a las ocho y media de la noche."