30 de desembre del 2017

Molts detalls sobre l'assassinat d'en Josep Casajuana (13-01-1887)

El Diluvio, No.13, 13 de gener de 1887, pàgines 3-4.

A la secció "Crónica diaria":

"Otra sentencia de muerte
La Seccion 3.ª de lo criminal de esta Audiencia acaba de condenar á la pena de muerte en garrote Juan Sobrevia y Espinal y Valentin Anglada y Oliveres, vecinos de Navarcles, distrito judicial de Manresa, por asesinato de un niño de diez años llamado José Casajuana.
El hecho ocurrió en el pueblo de Navarcles, en 9 de Junio de 1879, entre ocho y nueve de la noche.
Valentin Anglada, hombre holgazan y de mala conducta, guardaba, al parecer, resentimiento á Valentin Casajuana, rico propietario de aquel pueblo, porque, al parecer del Anglada, le habia perjudicado con la medicion de unas tierras que como práctico habia realizado.
Anglada se avistó con Juan Sobrevia, que habitaba en compañia de su madre Antonia Espinal, proponiéndole primero la fabricacion de moneda falsa y despues el secuestro y asesinato del niño Pepito, hijo del Valentin Casajuana, á quien antes habian de exigir dinero para su rescate.
De acuerdo ya, procuraron atraer al niño Pepito á las afueras de la poblacion bajo el pretexto de enseñarle un nido de urracas, pero les salió frustrado su intento por haberse retirado á tiempo el inocente niño Pepito que iba acompañado de otro de su edad. Al siguiente dia, ó sea el 9 de Junio, hallándose el niño José Casajuana jugando en la calle en que vivia el Juan Sobrevia, á instigaciones del Valentin Anglada llamó en voz baja y desde una ventana al niño Pepito diciéndole que le regalaria una urraca, bajo cuya engañosa promesa entró el pequeñito en la casa, y ya en ella, dándole una luz lo dirigieron á la bodega en busca de la urraca, siguiéndole detrás Anglada y Sobrevia. Recelándose algo, el niño quiso retroceder y desandar lo andado, en cuyo acto Anglada le clavó la navaja que llevaba en el cuello, haciendo lo propio el Sobrevia con la suya al ver que la víctima llevaba instintivamente las manos al cuello para evitar el degüello.
Recibió el niño Pepito otras heridas en las manos, rematándole Anglada de un golpe en la parte posterior de la cabeza, dejándole cadáver.
Los asesinos se mudaron las ropas, saliendo Anglada para el café, donde fue pronto á encontrarle Sobrevia.
Entretanto la familia del niño, auxiliada por los vecinos, buscaba inutilmente á la víctima, debiendo renunciar á su encuentro por aquella noche, hasta que á las doce el sereno de la poblacion, recorriendo las calles, encontró en las gradas de la iglesia un lío formado por una capa de las llamadas de Aragon, atado con una cuerda de esparto, que contenía el cadáver del niño Pepito con las yugulares cortadas y la laringe tapada con papel de estraza para chupar la sangre y evitar el rastro que pudiera producir la traslación del cadáver.
A pesar de todas las precauciones mencionadas, al amanecer el dia siguiente el reguero de sangre descubrió el sitio donde se cometió el delito, y sus autores fueron presos, encontrándose las ropas lavadas con señales de sangre, el charco y otras pruebas materiales del crimen.
El procedimiento se dirigió contra los tres, falleciendo durante el curso de la causa la Antonia Espinal.
Más de siete años ha durado la causa, que se ha seguido con arreglo á la ley antigua, por haberlo así elegido los reos, y mientras ha debido sustanciarse han intervenido en ella tres jueces de primera instancia, que todos han condenado á muerte a los reos cuando les ha tocado dictar sentencia.
La Audiencia ha dejado tres veces sin efecto la sentencia condenatoria, mandando ampliar la causa y formar nuevas diligencias, debiéndose á esto sin duda el retraso con que ha marchado. 
Llegó el dia en que el Tribunal superior, ó sea esta Audiencia, debia ver y fallar la causa que nos ocupa, y en efecto, la Seccion 3.ª que preside el señor Bernad, después de oir al Fiscal y á los defensores, ha dictado sentencia apreciando las circumstancias agravantes de alevosia y premeditacion, la primera cualificativa y la segunda como ganeral, y ha impuesto al Valentin Anglada y al Juan Sobrevia la pena de muerte. 
Dicha sentencia se publicó el lunes de la presente semana. 
Tenemos, pues, en espectativa otra vez el cadalso."