A la secció "Ecos políticos":
"Meeting en Navarcles
Impresionada vivamente, Sr. Director de La
PUBLICIDAD, por el hermoso espectáculo que
presentaba la amplia sale de baile de Navarcles
en la noche de anteayer, no puedo menos de escribir estas breves lineas para dar á V.
conocimiento, lo propio que al mundo librepensador,
de lo más interesante de cuanto en ella dijeron los oradores llegados para tal objeto de Barcelona, y que mayor efecto produjo
entre la numerosa concurrencia que apiñada
y silenciosa les oía.
Abierta la sesión por el Sr. Beltrán y expuesto
por el mismo el objeto de la fiesta que
se estaba realizando, fue concedida la palabra
al ilustrado vecino de Manresa Sr. Puig Doller,
que empezó manifestando al público su deseo de que así como se desarrollaba materialmente
por medio de ejercicios físicos (acababa
de celebrarse un baile de sociedad) se
desarrollase también intelectualmente por
medio de ejercicios cerebrales, ó sea adquiriendo
todos aquellos conocimientos indispensables
á los pueblos que anhelan resolver de
la manera más racional y humanitaria los
problemas políticos y sociales planteados.
Probó, con irrecusables argumentos, que el hombre ignorante no tiene de hombre más
que la forma, siendo esclavo y víctima á la
vez; porque mientras se entretiene jugando,
bailando ó en otros pasatiempos embrutecedores,
los más expertos, á causa de su superioridad
educativa, invierten sus ocíos en hacer cálculos que les reportan utilidades infinitas.
Estimulóles á conquistar con la aplicación
y la buena voluntad, el tesoro de la sabiduría,
que ni se compra ni se vende.
Aplaudido el discurso del ciudadano Puig Doller, habló el Sr. Pou (D. Juan), basando su peroración sobre la conveniencia de que el
proletariado se instruya, haciendo constar
que si España estuviera compuesta de elementos
cultos, no hubiera perdido sus colonias,
ya que conociendo á tiempo los errores
de sus ineptos gobernantes, los hubiera destituido
sin demora, evitándose las vergüenzas
del deshonor y de las humillaciones posteriores.
Afirmó también, en auxilio de su tesis, que
de ser ilustrados los españoles, no existiría el
peligro de que les embaucase cualquier quidam,
prometiéndoles lo que nunca ha de cumplir,
á cambio de puestos más ó menos elevados,
desde los que se confabula con otros vividores
para aumentar el malestar y la ruina
del país, sino que, al contrario, sabría seleccionar
á los que no defraudaran sus esperanzas
de redención, ni malograran sus aspiraciones
de progreso.
Excitó a los allí reunidos á crear asociaciones
progresivas, ya que de todos es sabido
que la unión da la fuerza, y que de la fuerza
se necesita para pulverizar cuanto nos estorba
el paso, y concluyó poniendo el ejemplo de
un niño pobre que ve á otro rico saborear un
dulce que él apetece y que el otro se niega
compartir, obligándole al cabo á que se lo
arrebate todo, y aplica la moraleja á este pueblo,
ansioso de libertades, á quien no conceden
ninguna los gobiernos de la restauración.
Aprobaciones sinceras y entusiastas coronaron
el discurso del antiguo republicano federal,
tocando el turno á la que esta reseña
escribe [Ángela López de Ayala].
Más, he aquí que al llegar á este punto, me
encuentro apuradísima para cumplir el cometido
que me he impuesto en el presente caso;
porque como fui la encargada de tomar notas
del meeting, y respecto á mí me fué imposible
tomarlas, no recuerdo la mayor parte de los
asuntos que toqué, concretándome por lo mismo
á decir que procuré demostrar el abismo
que media entre las máximas de Cristo y los
procederes de los católicos, apostólicos, romanos,
probando que, ni aun siquiera se observa
algún precepto del «Decálogo», toda vez que
todos se infringen con descaro repulsivo.
No cabe duda en que el auditorio comprendiera
cuanto sobre este particular expuse,
por cuanto me interrumpía continuamente
para comentar entre marcadisimas manifestaciones
de conformidad absoluta, mandamientos
y comparaciones, hasta que unos y
otras concluyeron.
También les hablé de la conveniencia de
que se realice una conjunción de elementos
avanzados que comulguen dentro de las ideas
revolucionarias, y que las ponga en práctica
cuando llegue el momento decisivo, y terminé
recordando la buena inteligencia y la firme
voluntad entre todos, para la pronta consecución
de la obra del progreso.
Y llególe al Sr. Bula la hora de hacer el resumen,
cosa que eludió por juzgarla innecesaria,
supliéndola con un discurso de grandes
vuelos, en el que hizo la historia de la República
Española, república debida á la liberalidad
del príncipe Amadeo de Saboya, afirmando
que había que hacer justicia á los hombres
de aquella república, porque no obstante
las luchas enconadas que sostuvieron, no perdieron
un palmo de terreno español ni colonial,
y se ocuparon del problema social, á la sazón
en sus comienzos, trabajando más por el bien
del país en su corta gestión gubernamental,
que ha trabajado la monarquía en algunas décadas
de siglo de dominio.
Aseguró que la restauración se asienta sobre
tres grandes explotaciones, deteniéndose
á examinarlas y juzgurlas con dureza, v afirmó
que el partido republicano está sin haber
logrado el triunfo, porque en la oposición sólo
se ha preocupado de hacer política mas no de
conseguir que la fuerza obrera le secundara.
De esta última dijo que dividida en distintos
grupos y siguiendo diferentes derroteros, no
vería jamás realizados sus empeños; impulsándola
á unirse con los republicanos, para
entre todos, atacar el carcomido cimiento del
alcázar de la tiranía.
Se pronunció contra el jesuitismo, abogó
por las escuelas laicas, asegurando que en
ninguna de ellas hay ningún padre Román, y
acabó haciendo un último llamamiento á las
masas progresivas para dar el golpe final á lo
que nos degrada y arruina.
El Sr. Beltrán, que había cedido la presidencia
al orador, encargóle que en su nombre
diera las gracias á todos los que habían contribuido
con su palabra ó con su asistencia al
brillante resultado del meeting, concluyendose
este entre aplausos y vivas estruendosos.
Angela López de Ayala.
Barcelona 3 de febrero de 1903."