27 de gener del 2020

Resum del meeting republicà (07-02-1903)

La Publicidad, Any XXVI, núm.8755, 7 de febrer de 1903, pàgina 1.

A la secció "Ecos políticos":

"Meeting en Navarcles 
Impresionada vivamente, Sr. Director de La PUBLICIDAD, por el hermoso espectáculo que presentaba la amplia sale de baile de Navarcles en la noche de anteayer, no puedo menos de escribir estas breves lineas para dar á V. conocimiento, lo propio que al mundo librepensador, de lo más interesante de cuanto en ella dijeron los oradores llegados para tal objeto de Barcelona, y que mayor efecto produjo entre la numerosa concurrencia que apiñada y silenciosa les oía.
Abierta la sesión por el Sr. Beltrán y expuesto por el mismo el objeto de la fiesta que se estaba realizando, fue concedida la palabra al ilustrado vecino de Manresa Sr. Puig Doller, que empezó manifestando al público su deseo de que así como se desarrollaba materialmente por medio de ejercicios físicos (acababa de celebrarse un baile de sociedad) se desarrollase también intelectualmente por medio de ejercicios cerebrales, ó sea adquiriendo todos aquellos conocimientos indispensables á los pueblos que anhelan resolver de la manera más racional y humanitaria los problemas políticos y sociales planteados.
Probó, con irrecusables argumentos, que el hombre ignorante no tiene de hombre más que la forma, siendo esclavo y víctima á la vez; porque mientras se entretiene jugando, bailando ó en otros pasatiempos embrutecedores, los más expertos, á causa de su superioridad educativa, invierten sus ocíos en hacer cálculos que les reportan utilidades infinitas.
Estimulóles á conquistar con la aplicación y la buena voluntad, el tesoro de la sabiduría, que ni se compra ni se vende.
Aplaudido el discurso del ciudadano Puig Doller, habló el Sr. Pou (D. Juan), basando su peroración sobre la conveniencia de que el proletariado se instruya, haciendo constar que si España estuviera compuesta de elementos cultos, no hubiera perdido sus colonias, ya que conociendo á tiempo los errores de sus ineptos gobernantes, los hubiera destituido sin demora, evitándose las vergüenzas del  deshonor y de las humillaciones posteriores.
Afirmó también, en auxilio de su tesis, que de ser ilustrados los españoles, no existiría el peligro de que les embaucase cualquier quidam, prometiéndoles lo que nunca ha de cumplir, á cambio de puestos más ó menos elevados, desde los que se confabula con otros vividores para aumentar el malestar y la ruina del país, sino que, al contrario, sabría seleccionar á los que no defraudaran sus esperanzas de redención, ni malograran sus aspiraciones de progreso.
Excitó a los allí reunidos á crear asociaciones progresivas, ya que de todos es sabido que la unión da la fuerza, y que de la fuerza se necesita para pulverizar cuanto nos estorba el paso, y concluyó poniendo el ejemplo de un niño pobre que ve á otro rico saborear un dulce que él apetece y que el otro se niega compartir, obligándole al cabo á que se lo arrebate todo, y aplica la moraleja á este pueblo, ansioso de libertades, á quien no conceden ninguna los gobiernos de la restauración.
Aprobaciones sinceras y entusiastas coronaron el discurso del antiguo republicano federal, tocando el turno á la que esta reseña escribe [Ángela López de Ayala].
Más, he aquí que al llegar á este punto, me encuentro apuradísima para cumplir el cometido que me he impuesto en el presente caso; porque como fui la encargada de tomar notas del meeting, y respecto á mí me fué imposible tomarlas, no recuerdo la mayor parte de los asuntos que toqué, concretándome por lo mismo á decir que procuré demostrar el abismo que media entre las máximas de Cristo y los procederes de los católicos, apostólicos, romanos, probando que, ni aun siquiera se observa algún precepto del «Decálogo», toda vez que todos se infringen con descaro repulsivo.
No cabe duda en que el auditorio comprendiera cuanto sobre este particular expuse, por cuanto me interrumpía continuamente para comentar entre marcadisimas manifestaciones de conformidad absoluta, mandamientos y comparaciones, hasta que unos y otras concluyeron.
También les hablé de la conveniencia de que se realice una conjunción de elementos avanzados que comulguen dentro de las ideas revolucionarias, y que las ponga en práctica cuando llegue el momento decisivo, y terminé recordando la buena inteligencia y la firme voluntad entre todos, para la pronta consecución de la obra del progreso.
Y llególe al Sr. Bula la hora de hacer el resumen, cosa que eludió por juzgarla innecesaria, supliéndola con un discurso de grandes vuelos, en el que hizo la historia de la República Española, república debida á la liberalidad del príncipe Amadeo de Saboya, afirmando que había que hacer justicia á los hombres de aquella república, porque no obstante las luchas enconadas que sostuvieron, no perdieron un palmo de terreno español ni colonial, y se ocuparon del problema social, á la sazón en sus comienzos, trabajando más por el bien del país en su corta gestión gubernamental, que ha trabajado la monarquía en algunas décadas de siglo de dominio.
Aseguró que la restauración se asienta sobre tres grandes explotaciones, deteniéndose á examinarlas y juzgurlas con dureza, v afirmó que el partido republicano está sin haber logrado el triunfo, porque en la oposición sólo se ha preocupado de hacer política mas no de conseguir que la fuerza obrera le secundara. 
De esta última dijo que dividida en distintos grupos y siguiendo diferentes derroteros, no vería jamás realizados sus empeños; impulsándola á unirse con los republicanos, para entre todos, atacar el carcomido cimiento del alcázar de la tiranía. 
Se pronunció contra el jesuitismo, abogó por las escuelas laicas, asegurando que en ninguna de ellas hay ningún padre Román, y acabó haciendo un último llamamiento á las masas progresivas para dar el golpe final á lo que nos degrada y arruina. 
El Sr. Beltrán, que había cedido la presidencia al orador, encargóle que en su nombre diera las gracias á todos los que habían contribuido con su palabra ó con su asistencia al brillante resultado del meeting, concluyendose este entre aplausos y vivas estruendosos. 
Angela López de Ayala. 
Barcelona 3 de febrero de 1903."