A la secció "Correspondencias particulares del Diario de Barcelona":
"Navarcles 1.º de agosto.
Un triste recuerdo quedará á los vecinos de esta de la noche del 29 al 30 del finido julio.
Seria como la una y media de la madrugada del sábado 30, que despertó sobresaltado este vecindario á las aterradoras voces que se oían por sus calles de «foch á la fábrica del pont», á las que siguió luego el lúgubre de la campana, confirmando tan triste nueva.
Un solo hombre salió de Navarcles; pues solo así puede esplicarse ó darse verdadero nombre á la apiñada muchedumbre que en masa se dirigia al lugar del siniestro. Un grito aterrador se escapó de todos los labios al divisar el establecimiento, pues las llamas que por el tejado y ventanas
salían, indicaban la imposibilidad de evitar grandes pérdidas, y tal vez la del establecimiento en masa.
Este magnífico establecimiento es una fabrica de hilados y tejidos con un molino harinero,
propiedad el establecimiento del señor Herp de Manresa, y la parte de maquinaria, que ahora trabajaba, del señor Pons y Escrich [sic; Enrich], digno diputado provincial de este distrito. Era la única fabrica
que trabajaba de estas inmediaciones; y ahora en razon de la gran escasez de agua se trabajaba
de dia y de noche. Era, pues, esta fabrica la que daba el sustento á gran número de familias, así
de esta, como del vecino pueblo de San Fructuoso. Consta de tres pisos y bajos; la maquinaria
ocupaba estos, el 1.º y 2.° piso, y en el tercero vivian varios empleados del establecimiento.
El fuego, segun noticias que tengo por ciertas, empezó en el primer piso, en el batan, y al advertirlo el que lo cuidaba, se vió luego envuelto en una columna de fuego que le obligó a salir por
una ventana. El algodon estaba preparado, estaba fofo, y en un abrir y cerrar de ojos, fué todo
una llama.
Llegados alli estos vecinos, con algunos de San Fructuoso, armados de los útiles que podian
proporcionarse y que creían que podian servirles, quedaron mudos de terror al contemplar las
creces que había tomado el incendio en tan breves instantes. Cada uno de por sí y todos en general hacen cuanto pueden para acercerse al lugar del siniestro. Era imposible poder penetrar en
aquellas inmensas cuadras, en donde una densa atmósfera de humo amenazaba asfixiar al primero que lo intentase. Mas de pronto se oyen crujir los cristales de las ventanas, cediendo á la presion de manos temerarias, y dando luego salida á grandes bocanadas de humo, permitió asi penetrar al interior, y salvar con admirable prontitud y acierto cuanto contenía el escritorio y habitaciones de los mayordomos. Al propio tiempo los albañiles y carpinteros, sirviéndose unos
otros de escalera, habian llegado al tejado, y trabajaban, descubriéndolo, para aislar el elemento
destructor, que estendiéndose por debajo sus piés, amenazaba sepultarles en tan imponente hoguera.
Salvados los libros y demas existenclas posibles, así en metalico como en especies, tratóse de
atajar el fuego. Muy a mano estaba el agua, mas faltaban medios de conduccion, cuando ocurrió
la oportuna idea de servirse como de cubos, de los botes de hojadelata que recogen la mecha:
viéndose en un momento formada una cadena de hombres que subian el agua al segundo y tercer
piso con una rapidez asombrosa. Llega en estos momentos la bomba que en su fabrica tiene el
señor Batlles, y entonces fué cuando colocada, puede decirse entre ascuas, y dirigida por manos
espertas, obró de un modo admirable y rapido, deteniendo los progresos del fuego por el interior, mientras los albañiles acababan de aislarlo por el tejado. En menos de cuatro horas, quedó
aislado el fuego; el cómo solo Dios lo sabe.
A la mayor brevedad posible presentóse la compañía de bomberos de Manresa, la que contribuyó poderosamente á estinguir el fuego, aislado ya del todo.
El tribunal de Manresa, con el celo que tanto le honra, se trasladó tambien á la mayor brevedad; y despues de instruidas las oportunas diligencias, y formado el correspondiente sumario, se
volvió muy satisfecho asi del comportamiento de estos vecinos y sus autoridades, como plenamente convencido de haber sido casual la desgracia que tantas lagrimas causa y causará.
Desgracias personales no las hubo; la Providencia velaba, no fué que los hombres las evitasen,
pues el arrojo y temeridad llegaron a lo sumo. Hubo seis heridos, de los cuales a estas horas no
hay ninguno que sus dolencias le obliguen a guardar cama.
Las pérdidas se calculó serían de 12 á 14,000 duros, y bien podemos asegurar que hubiesen sido dobles, lo menos, a no mediar tan prontos é inesperados ausilios; pues no podia esperarse
tanta abnegacion ni exigirse mas actividad.
Este desagradable incidente habrá añadido una pagina mas á la brillante historia de buenas
costumbres de estos vecinos, añadiendo tambien un grave peso mas la onerosa carga que deben sobrellevar, desde el principio de la crisis algodonera que estamos atravesando."