Continua la crònica de Miquel Duran Tortejada, titulada "Las cosas y hombres de Cataluña. Del Vallés al Plá de Bages":
"Un jardín de Rusiñol y un dibujo de Casas
Mientras preparan la comida que no han de servir en el salón del "Centre Catalá", y acompañados de algunos de los socios, visitamos los expedicionarios el antiguo Monasterio de "Sant Benet de Bages", hoy propiedad del pintor Ramón Casas, y que gracias á él se conserva en buen estado y se han hecho obras de restauración.
La visita al Monasterio nos produce una bella impresión de ensueño y nos hace retroceder en el curso del tiempo. El claustro soberbio y silencioso, solo turbado por el vuelo de los pájaros que hicieron sus nidos en los altos de aquellas ruinas; la iglesia desenterrado; los patios desiertos; los pequeños jardines abandonados; los ventanales de los pisos altos mirando al infinito...
Descansamos en los bancos de piedra de un pequeño jardín.
El jardín me recuerda un cuadro de Santiago Rusiñol. Jardín olvidado, sin flores, sin música de pájaros, con una piscina ruinosa en el centro y un surtidor sin agua, con el suelo cubierto del oro de las hojas caidas.
Mi bella amiga Angelina se acerca y me recita, solo á mí, aquellos sentimentales versos de Juan Alcover, el poeta mallorquín:
«Faune mutilat,
brollador aixut
jardí desolat.
Beneida l'hora
que m'ha dut aquí;
la font que no canta, la font que no plora
me fa plrá á mí.»
Y ligera, con unas ramas marchitas en las manos y en los labios los versos de Alcover, ha desaparecido de mi lado.
De pronto aparece en un alto ventanal del derruido Monasterio, y su gentil figura, encuadrada en el marco de piedra ruinosa, se recorta sobre el azul purisimo del cielo. El viento suave, deja graciosos y ondulantes pliegues en sus vestidos y le despeina ligeramente el cabello...
Es un dibujo de Ramón Casas.
Al marchar del Monasterio dejamos el abandonado jardín de Rusiñol, pero nos llevamos el dibujo de Casas que, á nuestro lado ha perdido toda la gracia de la plasticidad para recobrar la propia, animada y aumentada con los encantos de la mujer.
Un banquete y un solo discurso
Llegamos de nuevo al "Centre Catalá". La mesa está dispuesta. Nos sentamos en torno de ella y dejamos que la presida la confraternidad y la alegría.
Durante la comida, que es espléndida, van llegando socios de la casa que vienen á saludarnos con su presencia. Al final y entre aplausos cariñosos, se levanta á hablar una significada personalidad catalana que figura entre los excursionistas, y en sentidas y patrióticas palabras, que van directamente del corazón á los labios, saluda á los buenos catalanistas de Navarcles y glosa, elogiándola, su admirable Escuela Catalana, la obra más eficaz para el renacimiento de la patria...
Una ovación formidable corona el brillante parlamento del patricio catalán, y al apagarse aquélla, se oye la voz grave y reposada del chofer que dice: -"¡Ja no'm dol el fanc que hem trepitjat pel camí!
La partida
Nos despedimos de aquellos buenos amigos de Navarcles, y nos disponemos á abandonarlos.
En la calle hay un inmenso gentío que espera nuestra partida. Al arrancar el automóvil, aquellas buenas gentes nos tributan una despedida cariñosa, dándoles el adiós con las manos y los pañuelos.
Una nube de chiquillos siguen corriendo, nuestro automóvil, saludándonos con gritería de júbilo, hasta que los perdemos, á lo lejos, en un recodo de la carretera.
El paisaje, en un atardecer de diciembre, tiene aquella plácida y bella tristeza de las pálidas novias enfermas que lloran un perdido amor. Y nuestro automóvil, rápido y ruidoso entre la amable quietud del paisaje, tiene algo de alegría que pasa.
El regreso
Montserrat, allá al fondo, extrañamente hermosa, levant al cielo sus recortadas erestas, crestas que desgarran las blancas y acarminadas nubes para adornar graciosamente el cuerpo esbelto, inmenso, de la montaña.
[...].
MIGUEL DURAN Y TORTAJADA
Cataluña, diciembre 1915."